sábado, 27 de noviembre de 2021

Columnas 3D


Saludos tropa, ya estoy por aquí de nuevo, ha sido unos meses convulsos en lo personal, operaciones, nuevo empleo, eventos etc… que me han tenido un poco alejado de todo, pero a lo que vamos dese que salio Descent: Leyendas de las Tinieblas la locura por imprimir todo en 3D se ha desatado y una da las cosas más demandadas han sido las columnas para sujetar los tableros en distintas alturas, desde aquí en mi sección de Taller he diseñado unas columnas para el juego la pequeña y la grande.

Como podéis ver para diferenciar las distintas alturas que trae el juego decidí poner una gárgola igual que las originales del juego donde una de ellas está marcada con unas caras de gárgolas, en mi caso he decidido poner la gárgola mirando hacia el lado más alto.


También os voy a dejar unos cofres para sustituir a los originales y que creo que quedan genial en el juego, aquí os dejo para que veáis como queda pintado y sin pintar.

Antes de imprimir os recomiendo imprimir las columnas en plástico si podéis, os daréis cuenta que están las letras HT como referencia al Blog, también os recomiendo imprimir una solo y que veáis si es de vuestro gusto o si detectáis algún error me lo podéis decir por aquí o por el canal de Telegram Descent y Reinos de Terrinoth de la comunidad Aurok donde suelo estar, también os recomiendo imprimir los cofres en resina pero también se pueden imprimir perfectamente en plástico. Antes de imprimir os recomiendo imprimir las columnas en plástico si podéis, os daréis cuenta que están las letras HT como referencia al Blog, también os recomiendo imprimir una solo y que veáis si es de vuestro gusto o si detectáis algún error me lo podéis decir por aquí o por el canal de Telegram Descent y Reinos de Terrinoth de la comunidad Aurok donde suelo estar, también os recomiendo imprimir los cofres en resina pero también se pueden imprimir perfectamente en plástico. Si no tenéis impresora y no conocéis a nadie que os lo imprima podéis contactar conmigo si queréis y os las hare encantado por una miserables monedas de oro.  Y sin más AQUÍ os dejo la columna pequeña, AQUÍ la columna grande y AQUÍ el cofre, un saludo y nos vemos en el campo de batalla.




jueves, 7 de octubre de 2021

CHANCE


Saludos tropa en la entrada de hoy os traigo la traducción de la siguiente historia corta publicada en FFG USA sobre Chance el Hyrrince un pequeño ladron de Descent legends of the dark publicada por FFG USA  que la podréis leer en ingles aquí y de nuevo escrita por Robbie Macniven, en castellano le han puesto el nombre de Venturoso… ¿Por qué? Pues ni idea, pero traducir los nombres de los personajes me parece una idea pésima, aun así disfrutar de esta historia porque es genial.


CHANCE
ROBBIE MACNIVEN


Siempre eran los niños las mayores amenazas.

     No importaba si eran orcos, enanos, gnomos o humanos, Chance había aprendido hace tiempo que lo único que tenía la capacidad de acercarse sigilosamente a él era un niño.

     Ahora mismo había uno de pie en el pasillo, un humano, quizás de seis o siete años de edad, vestida con una larga bata de cama blanca y con el pelo rubio pajizo, recién cepillado, colgado sobre ambos hombros. Miró, sin pestañear, a Chance, con ojos grandes y oscuros.

     Mirar fijamente era considerado por algunos hyrrinx como un acto de agresión, Chance nunca había tenido tiempo para eso, aunque sintió una respuesta instintiva, enterrada en lo más profundo, a la mirada de la niña, eso le hizo le hizo devolver la mirada.

     -Kitty-, dijo la niña, lenta y seriamente.

     -Tal vez-, respondió Chance en voz baja, tratando de no sentirse ofendido por la comparación. Se dio cuenta de que su cola se balanceaba de un lado a otro, e hizo lo posible por sofocar el ansioso movimiento.

     -¿Kitty... quiere el jarrón?-, continuó la chica, con una nota confusa en su voz.

     Chance se había congelado en el pasillo en el momento en que vio que la chica lo miraba fijamente. Eso significaba que todavía estaba agarrando el ornamentado jarrón dorado de Lorimor, que acababa de empezar a levantar delicadamente de su zócalo.

     -Kitty quiere el jarrón-, confirmó, con las orejas agitadas. La chica frunció el ceño y señaló con el dedo.

     -¡Kitty no debe robar! Robar es malo-.

     Chance enseñó los colmillos, el destello de frustración invisible tras la máscara de cuero que cubría su hocico.

     -¿Y si... Kitty sólo quería tomarlo prestado?-, sugirió, tratando de idear una forma de hacer que la chica volviera a la cama.

     -Tendría que preguntarle a papá-, dijo la niña, cruzándose estoicamente de brazos. -Le gustan mucho los dos jarrones-.

     -Seguro que sí-, dijo Chance. Las dos antigüedades habían sido valoradas por un coleccionista experimentado, mientras era amenazado por varios de los ejecutores del Príncipe Proscrito en una suma de más de quinientas coronas. Entre ambos, eran los objetos más caros que poseía Lucas Brezer, parte de una fortuna adquirida por una red de comercio ilícito que iba desde Lorimor, en el suroeste, hasta Thelgrim, en el noreste.

     El Príncipe Proscrito había exigido que los jarrones fueran revalorizados, en persona. Por eso Chance y Tali habían sido enviados a la mansión Brezer en plena noche. Estaban buscando antigüedades.

     Chance empezó a bajar lentamente el jarrón a su zócalo. La niña, presumiblemente la hija de Brezer, asintió con severidad mientras lo hacía.

     -Buen gatito-, dijo.

     Chance estaba a punto de sugerir que ese no era especialmente el caso, cuando oyó un grito que resonaba en la mansión desde algún lugar más arriba.

     Era Tali.

     Entrar y salir, bien y rápido. Eso fue lo que Tali había dicho. Habían repasado el plan una docena de veces antes de esta noche, incluso habían ensayado partes del mismo en el almacén abandonado junto a la parte de Rivengate que pertenecía al Príncipe Proscrito. Tali, una humana de baja estatura que se había criado entre el ejército de ladrones del Príncipe, había trabajado antes con Chance en varios robos, aunque ninguno tan grande. Ella era mayor que Chance, más experimentada, un hecho que el Príncipe había destacado cuando les había dado el encargo.

     -Fortuna siempre me bendice con buena suerte-, había dicho. -Y yo a su vez te paso una fracción de esa suerte Chance. La necesitarás, tus éxitos han sido demasiado... precarios últimamente, Tali te mantendrá a salvo, recurre a ella como lo harías conmigo-.

     -¿Sabes que él habla a ti a escondidas-, Le había dicho Tali más tarde, mientras los dos habían revisado los mapas de la mansión Brezer en las sombras del almacén.

     -¿Quién lo hace?- había preguntado Chance, sorprendido por el repentino cambio de tacto.

     -El Príncipe Proscrito-, dijo Tali, con una voz más seria de lo que él estaba acostumbrado. -Yo no podría hacer la mitad de las acrobacias que te he visto hacer desde que te uniste a nosotros. Olvida a Fortuna, eres el mejor ladrón que he visto-.



     Las orejas de Chance se habían movido con diversión.

     -No me tomes por tonto-, había advertido. -Por lo que sé, el Príncipe podría haberte dicho que me dijeras eso, como una prueba-.

     Tali había levantado las manos. -Es consciente de mucho menos de lo que crees, Chance, no es todopoderoso-.

     Chance se había encogido de hombros, una expresión humana que había aprendido de Tali.

     -Sin él no tendría nada-, había dicho.

     -Eso es lo que te dice él, ¿no?-.

     -A veces-, había admitido, sin querer insistir en ello. -¿Podemos seguir con el plan?-

     -El plan es sencillo-, había dicho Tali con una sonrisa. -Entrar y salir, bien y rápido-.

     -¿El honor del ladrón?- Chance había preguntado. Era uno de los muchos lemas del Príncipe Forajido, un contrasentido que se suponía que fomentaba las "buenas" prácticas entre sus subordinados: un ladrón eficaz siempre daría prioridad al objetivo sobre cualquier otra cosa.

     -Si se trata de eso-, había dicho Tali. -El honor del ladrón-.

     El grito de Tali  hizo que Chance dejara de lado el jarrón. Lo colocó de nuevo en su pedestal, mirando rápidamente a la pequeña. Ella permaneció clavada en el sitio, aunque ahora había miedo en sus ojos abiertos.

     -Quédate aquí-, dijo Chance. -Y protege el jarrón-.

     Salió corriendo hacia las escaleras, a cuatro patas, como una mancha de pelo gris, mientras subía de dos saltos. En la parte superior había un rellano, suntuosamente decorado como el resto de la mansión, con paneles oscuros de corteza de barba hierro y alfombras decorativas de lana de oveja de Isheim. Su sentido del oído, muy agudo, había captado no sólo el grito de Tali, sino también el sonido de un forcejeo y el choque de algo pesado al caer, la estaban atacando.

El rellano conducía a otro pasillo que le llevaba a la derecha. Su mente repasó el plano del edificio a medida que avanzaba, memorizado antes de que se pusieran en marcha. Tomó una puerta a la izquierda y salió a una pasarela que rodeaba las paredes superiores de la biblioteca en el corazón de la mansión.

     Vio a Tali abajo, en la planta baja de la biblioteca, luchando con un guardia con jubón de cuero sobre los restos de un conjunto de estanterías caídas, Uno  de los guardias contratados estaba inmovilizado por el derrumbe, mientras que un tercero corría por la habitación, con un pesado garrote en alto.

     Chance sacó sus cuchillos de punta espinada en un instante, con una de las pequeñas dagas arrojadizas sostenida hábilmente entre cada dedo. Mientras lo hacía, sus ojos captaron un resplandor a la derecha, lo que le hizo dudar.

     Se dio cuenta de lo que Tali había intentado hacer: escalar las estanterías para llegar al nivel superior sin tener que subir las escaleras. En la pasarela a la que había llegado había otro zócalo con el segundo de los jarrones gemelos, que brillaba a la luz de la araña suspendida en lo alto.

     Volvió a mirar a Tali. Ella lo había visto, prácticamente al lado del jarrón. Compartieron un segundo de comprensión tácita.

     El honor del ladrón. El objetivo es lo primero.

     Chance enseñó los colmillos y lanzó el primero de sus cuchillos. La pequeña púa de acero voló recta y certera, golpeando la pantorrilla del hombre que cargaba con el garrote mientras se acercaba a Tali. Cayó con un grito de dolor. El que estaba luchando con Tali levantó la vista con sorpresa, viendo a Chance por encima de él justo antes de que el segundo cuchillo golpeara su hombro, pasando por encima del brazo de Tali antes de encontrar su objetivo.

     Ella lo derribó mientras él gritaba de dolor, gritando al mismo tiempo.

     -¡Chance, cuidado!-

     Él ya había percibido el ataque inminente. Un cuarto guardia había salido a la pasarela detrás de él, con su cara llena de cicatrices y sonrojada mientras sacaba su garrote. Chance se agachó y rodó, escuchando un golpe seco cuando el arma pesada astilló la barandilla de madera que había estado frente a él un momento antes.

     Su giro le hizo entrar en contacto con el zócalo que sostenía el jarrón. Apenas fue un roce, pero causó el suficiente bamboleo como para que la antigüedad empezara a volcarse sobre el borde. Chance alargó la mano sin pensarlo, atrapándolo limpiamente con la misma pata en la que tenía atado su guantelete de garra sombría.

     Lo miró fijamente, dándose cuenta de lo que acababa de hacer, antes de que un rugido a sus espaldas le hiciera pasar a toda velocidad por el zócalo con la cola levantada. Otro golpe lo hizo temblar y lo derribó mientras el iracundo guardia se lanzaba tras él.

     -Vuelve, pequeño carroñero sarnoso-, bramó el guardia.

     Chance no llegó muy lejos. Una puerta se abrió delante de él, lo que le hizo detenerse cuando otro miembro del séquito de Brezer, con el pelo alborotado por el sueño, salió para interceptarlo.

     Miró al recién llegado y volvió a mirar al que le perseguía, dándose cuenta de que estaba acorralado.

     -No soy un carroñero-, le dijo al hombre que levantaba su garrote para golpear. -Soy un ladrón-.

     Chance lanzó el jarrón.

     Los dos hombres gritaron horrorizados, mirando la antigüedad dorada que parecía arquearse, en cámara lenta, hacia las altas vigas de la biblioteca.

     Chance siseó y arremetió contra él, con movimientos borrosos. Su garra sombría se clavó sobre los muslos del primer hombre, derribándolo como un saco de plomo, antes de que el último de sus cuchillos punta espina inmovilizaran la manga del guardia que empuñaba el garrote contra la pared. El hyrrinx se enderezó mientras ambos hombres bramaban, el primero agarrándose la herida mientras el segundo luchaba por liberar su brazo, estiró las patas y atrapó el jarrón con hábil precisión mientras caía hacia él.

     Tali había hecho estallar sus bombas de humo, con nubes grises y asfixiantes que se extendían por la parte inferior de la biblioteca. Apareció debajo de la pasarela donde estaba Chance y le hizo un gesto con la mano.

     -¡Suéltalo!-

     Sujetó el jarrón por el lado y lo soltó, siguiéndolo por encima. Tali cogió la antigüedad con un gruñido justo cuando Chance aterrizó junto a ella, a cuatro patas.

     -Ventana-, dijo, señalando con una garra a través del humo una posible vía de escape. Tali asintió.

     Juntos se abalanzaron sobre ella, con la cabeza gacha, atravesándola con un estruendo de cristales rotos. Chance rodó a través de los arbustos que había más allá y volvió a levantarse a tiempo para sujetar a Tali, agarrando el jarrón justo antes de que se le cayera de las manos.

     Atravesaron la puerta de Westport y se adentraron en un callejón a lo largo de la parte trasera de la posada del Pato y el Arpa antes de hacer una pausa para recuperar el aliento.

     -Vaya con el honor del ladrón, ¿eh?-. Tali jadeó, logrando una sonrisa.

     -Oye, yo tengo el objetivo-, dijo Chance, levantando el jarrón.

     -Mi objetivo-, corrigió ella. -¿Dónde está el tuyo?-

     -Tenía un guardia especialmente temible que lo vigilaba-, dijo Chance, bajándose la máscara para dedicarle a Tali su propia sonrisa enseñando los colmillos. Ella puso los ojos en blanco, claramente sin creerle.

     -Podrías haberme dejado-, dijo ella. -El Príncipe Forajido no estará contento-.

     Chance hizo una mueca. -Sólo espero que no se entere-, dijo, con una clara preocupación en su voz. Tali se río y le dio una palmadita en el hombro, tratando de animarlo.

     -Sabes, Chance, a veces puedes ser un pésimo ladrón-, dijo. -Pero me alegro de que seas tan buen amigo-.



martes, 5 de octubre de 2021

KEHLI


Saludos tropa en la entrada de hoy os traigo la traducción de la siguiente historia corta sobre Kehli la enana de Descent legends of the dark publicada por FFG USA  que la podréis leer en ingles aquí y que está escrita de nuevo por Robbie Macniven espero que la disfrutéis pues esta historia es la más larga de los seis héroes hasta ahora.

                                                                        KEHLI

                                                 ROBBIE MACNIVEN


El elfo miró a Kehli con los ojos entrecerrados y negó con la cabeza.

     -Lo siento, pero he hablado con mis compañeros y no creemos que encajes bien en nuestro grupo-.

     Ella le sonrió, con las manos en las caderas.

     -¿Y por qué?-, preguntó. La expresión del elfo se tornó impasible, señal inequívoca de que iba a disuadirla con alguna excusa cualquiera.

     -Mis compañeros y yo nos conocemos-, dijo. -Hemos participado en varias expediciones juntos-.

     -Dudo que lo haya hecho-, dijo dijo Kehli, señalando junto al lúgubre elfo los dos carros y la gente que los cargaba. El más cercano era un joven escuálido y con cara de viruela, vestido con una túnica marrón oscura que le quedaba grande. Cuando el elfo miró hacia atrás, dejó caer un barril que había estado manipulando sobre uno de los carromatos y soltó un grito de dolor al aterrizar de lleno en su pie.

     -El señor Landon está matriculado en la Universidad de Greyhaven-, dijo el elfo de forma escueta, moviéndose para bloquear la vista de Kehli sobre el muchacho mientras intentaba débilmente levantar el barril una vez más.

     -¿Quieres decir que es un estudiante flaco que no sabe manejar su cerveza?- preguntó Kehli.

     -Tiene una piedra rúnica-, siseó el elfo. Kehli levantó los brazos fingiendo sorpresa, sin impresionarse por el concepto de una fuente extrínseca de magia, que cualquiera podía coger y utilizar.

    -Perdóname, no tenía ni idea de que tu grupo había conseguido los servicios de un maestro hechicero-, exclamó. -¡Tengan cuidado de que no los vuele a todos al Ynfernael con ella!-

     El elfo se burló, endureciendo aún más su expresión.

     -La caravana principal a Vynelvale parte dentro de tres días-, dijo. -Estoy seguro de que podrás encontrar a alguien en la Ciudad Libre dispuesto a contratarte-.

        

     -Pero no alguien que se dirige a Sudanya-, señaló Kehli.

     -Ese no es mi problema-, dijo el elfo. -Te deseo un buen día, Dunwarr-.

     El nombre del elfo era Nebulan, aparentemente. Sus acompañantes eran un orco llamado Korren, una mujer llamada Frenela y el desafortunado maestro Landon. Korren era claramente el músculo del grupo, un guerrero con aspecto de oso vestido con una vieja cota de malla, una maltrecha joruca que llevaba el escudo de la baronía de Telor en el pecho. A Frenela, Kehli la habría confundido inicialmente con una elfa, si no hubiera sido tan baja de estatura y no hubiera tenido orejas de mala muerte. Todavía no estaba segura de lo que ofrecía al grupo, más allá del laúd que llevaba atado a la espalda y del hecho de que la había notado mirando fijamente a Nebulan varias veces.

     Todo esto lo había percibido Kehli desde que se encontró con la pequeña caravana reunida en el bullicioso corazón del centro de Morwind. El lugar, un puesto comercial en las fronteras del este de Terrinoth, se consideraba una ciudad libre en ciernes, y atraía a todo tipo de pícaros y malhechores de las baronías del este.

     Kehli había ido allí en busca de empleo y de problemas. Creía que a menudo eran la misma cosa. Su situación se había agravado aún más de lo habitual en Hadranhold: ser miembro de los gremios de alquimistas y herreros estaba muy prohibido en la sociedad enana, y Kehli se había encontrado a punto de ser descubierta por ambas partes de sus respectivos oficios. Había decidido, al menos al principio, que la mejor manera de garantizar su posición era simplemente ganar suficiente renombre y riqueza para asegurarse de que no la desafiarían, y así había empacado su martillo, su escudo y su ballesta, y había partido hacia nuevos horizontes.

     Desde que tenía uso de razón, había tenido el deseo de viajar. Su padre había sido un cronista de la saga Thelgrim. Durante el día había enseñado a otros en la Sala de los Ancestros, impartiendo la historia antigua de los Dunwarr a los que venían a escuchar y aprender, pero por la noche había acunado a su única hija en brazos y le había contado sus propios cuentos. Habían estado repletos de campeones acorazados y dragones aterradores, nigromantes intrigantes y sabios rúnicos, pícaros gatunos y monstruos de Ynfernael. Los había conocido a todos antes de que el sueño se la llevara, y había viajado con ellos a desiertos lejanos, a selvas sudorosas y a cumbres cubiertas de ventiscas, explorando elevadas y pétreas ciudadelas y las arboledas embrujadas de los Aymhelin.

     Kehli había decidido conocerlos todos algún día, y más. Cuando creció le parecía un sueño, agobiada por las crecientes preocupaciones de la realidad, pero cuando su padre se marchó decidió poner en práctica las historias que había memorizado. Desde entonces, no ha dejado de viajar.

     Sudanya era uno de los lugares que se había perdido. La ciudad perdida había aparecido varias veces en los cuentos de su padre, un reino embrujado de piedras rotas y criptas llenas de tesoros. Después de dejar Hadranhold, decidió que ahora era el mejor momento.

     Era lamentable que Nebulan no pareciera quererla. Los aventureros podían ser así a veces, según su experiencia. No estaba segura de qué los había desanimado, tal vez era demasiado alegre para para el agrio elfo. En cualquier caso, viajaría a Sudanya con ellos, lo supieran o no.

     No fue difícil entrar en el mayor de sus dos carros. Nebulan se enzarzó en una discusión con Landon después de que el joven dejara caer otro barril. Kehli aprovechó su oportunidad, y entró antes de que nadie se diera cuenta, ocultándose detrás de un cofre en la parte trasera del transporte.

     Siempre había querido formar parte de un grupo de aventureros. Parecía que hoy iba a ser su día de suerte.

     -¿Estás seguro de que este es el mejor lugar para parar?- preguntó Landon con nerviosismo, sin apartar la vista de los árboles circundantes.

     -Absolutamente-, respondió Nebulan, con voz tersa. -Estamos a medio día de viaje de Sudanya, y no queremos llegar a la ciudad después de que oscurezca. Descansaremos aquí esta noche y seguiremos mañana-.

     Landon lanzó alguna queja más, pero Nebulán lo ignoró. El muchacho no había hecho más que quejarse y lloriquear desde que habían partido de Morwind. Sólo lo había aceptado en el grupo porque Frenela creía que necesitaban un hechicero con ellos, y empezaba a dudar mucho de que hubiera siquiera una pizca de magia en el repertorio del estudiante de Greyhaven.

     Además, Nebulan no quería admitir que estaban perdidos. No estaba seguro de cuándo había sucedido exactamente, pero no recordaba su ubicación actual por las historias que había escuchado sobre las desmoronadas ruinas de Sudanya. Les habían prometido templos y palacios antiguos repletos de tesoros polvorientos. En cambio, se habían extraviado en un bosque muerto y seco, un lugar de polvo y madera erizada, frágil como el hueso. El único consuelo era que no habían perdido el rastro que seguían.

     -Enciende un fuego-, ordenó a Korren, que se limitó a gruñir. Frenela se dirigió a la parte trasera del carro de equipaje, arrastrando un saco de avena y un puñado de manzanas de uno de los barriles del interior. En un principio, Landon se había encargado de preparar las comidas del grupo, pero Nebulan estaba convencido de que estaba robando comida, así que había puesto a Frenela a cargo de las provisiones.

     -¿Has oído eso?- preguntó Landon bruscamente. Había estado dando de comer una manzana al poni que tiraba del carro delantero, pero había soltado un ligero grito y ahora miraba los árboles de alrededor con los ojos muy abiertos. Nebulan suspiró audiblemente.

     -¿Oír qué?-

     -No lo sé-, dijo patéticamente el joven. "Sonó como si algo se moviera, por allí".

     Señaló un grupo de árboles cercanos, cuyas ramas estaban retorcidas y agrietadas. Nebulan suspiró, sacó su daga y se acercó a ellos, golpeando con el acero élfico la rama marchita más cercana.




     -No hay nada aquí, Landon-, dijo, mirando de nuevo al grupo. -Este bosque está muerto desde hace tiempo. Korren, ¿vas a buscar leña o no?-

     El orco volvió a gruñir y finalmente se alejó hacia el otro lado de la carretera, adentrándose entre los áridos árboles del lugar.

     No se fue por mucho tiempo. Se oyó un grito que Nebulan interpretó primero como el de algún pequeño animal de caza en apuros, seguido por el sonido de madera quebrada y armadura raspada. Korren volvió a irrumpir a través de los árboles, gritando.

     -¡Araña!-

     Nebulan se río a su pesar.

     -¿Araña?-, repitió. -No me digas que tienes miedo de una pequeña...-

     No tuvo oportunidad de terminar. Con un estruendo de madera quebrada y astillada, una forma de pesadilla surgió de la línea de árboles y hacia la carretera. Era un arácnido de proporciones titánicas, más grande que Korren, con sus gruesos miembros erizados de pelo y sus ojos brillando por encima de unas fauces llenas de pinzas.

     Nebulan soltó un grito y se echó hacia atrás, buscando a tientas su arco. Korren había seguido corriendo hacia a los carros. Frenela gritaba. Sólo Landon no reaccionó. Se quedó clavado en el sitio, con los ojos muy abiertos, congelado mientras la criatura se abalanzaba sobre él.

     Lo arrastró hacia abajo, con sus pinzas hundiéndose, mordiendo sus holgada túnica. Nebulan intentaba tensar su arco, con los dedos temblando. Una parte de él no quería ver lo que ese horror le estaba haciendo a Landon.

     Antes de que pudiera apartar la vista, algo se clavó en la criatura, atravesando uno de sus ojos. Gritó y empezó a retorcerse sobre Landon. Nebulan se dio cuenta de que había sido golpeado por una ballesta. Se giró asombrado, a tiempo de ver a la enana a la que había rechazado en Morwind -Kehli- arrojando a un lado su ballesta y bajando de un salto de la parte trasera del carro en el que estaba encaramada.

     -Atrás-, gritó la enana mientras liberaba un pesado martillo de dos cabezas. Cargó contra la monstruosidad que se retorcía y le asestó uno, dos y tres golpes en la cara. Finalmente quedó inerte, aunque sus miembros siguieron retorciéndose de forma grotesca.

     -Buenas tardes a todos-, exclamó Kehli, sonriendo al grupo aturdido y limpiando el icor de araña de su mejilla.

     -¿De dónde has salido?- preguntó Frenela lentamente, atónita.


     -Bueno, de Valeheim, lo mismo que tú-, dijo Kehli encogiéndose de hombros, como si ir de polizón en un carro durante dos días fuera algo perfectamente normal.

     Se acercó a la araña muerta y le plantó una bota en el flanco bulboso, levantándola de Landon. Tras un momento de vacilación, Nebulan se unió a ella y miró al estudiante caído. Parecía haber quedado pálido y rígido; al principio Nebulan pensó que estaba muerto, hasta que se dio cuenta de que sus ojos estaban centrados en él.


     -¿Qué le ha hecho?-, preguntó a Kehli.


     -La maldición de Arachyura-, dijo la enana con lo que sonó como si se tratara de una afición. -Se dice que es de naturaleza mágica naturaleza mágica. La he visto antes. Puede paralizar a los débiles de voluntad sin ejercer fuerza física. A menos que pueda superarlo mentalmente, no se moverá durante unas horas-.

     -¿Por qué estás aquí?- Preguntó Nebulan, dirigiendo su atención a Kehli. "¡Yo... te dije que no podías unirte a nosotros!" 

     -Pues te vas a alegrar de que lo haya hecho-, replicó Kehli, levantando un dedo como para pedir silencio. Nebulan frunció el ceño y se dio cuenta de lo que había oído.

     El bosque circundante había empezado a gemir. Con él llegó un susurro creciente, acompañado por el crujido de las ramas y el chasquido de las hojas secas. El sonido crecía a su alrededor.

     -Más arachyura-, murmuró Kehli, cuyas palabras provocaron una oleada de miedo en el elfo. Una parte de él no quería creer a la extraña intrusa, pero ella parecía hablar muy en serio. -Todo un enjambre. Te has detenido justo en el borde de su zona de caza-.

     -Oh, dioses-, tartamudeó Frenela, agarrando el antebrazo de Nebulán. "¡Tenemos que volver, Neb! Nos comerán a todos".

     -Yo no recomendaría eso-, dijo Kehli. -No con la oscuridad cayendo. Lo mejor es quedarse quieto y encender un fuego-.

     Frenela miró a Nebulan, quien a su vez buscó a Korren, viéndolo encogido bajo uno de los carros como un niño aterrorizado. Frunció los labios y asintió.

     -Bien. Pero aún necesitamos esa leña-.

     Recogieron la madera más cercana lo más rápido posible. El sonido del enjambre que se acercaba hizo que ha Nebulan se le pusiera la piel de gallina, pero hizo lo posible por no pensar en ello mientras seguía las instrucciones de Kehli, colocando pequeños grupos de ramitas y ramas en un círculo alrededor de los carros.

     Por su parte, la extraña Dunwarr parecía más excitada que asustada. Nebulan encontró su pensamiento difícil de comprender. Detuvo a Frenela, que intentaba desesperadamente encender una chispa sobre una de las ramas rotas de madera muerta con un pedernal.

     -Tengo algo mejor que eso-, dijo, metiendo la mano en uno de sus bolsillos y sacando un frasco lleno de líquido transparente y varias bolsitas. Mientras Nebulan, Frenela y el encogido Korren la miraban, mezcló el polvo de las bolsitas en el frasco, lo agitó y vertió una cuidadosa gota del brebaje púrpura sobre la madera.

     Se encendió inmediatamente, desprendiendo llamas de color púrpura que se extendieron por toda la madera.

     -Esto debería permanecer encendido toda la noche-, dijo Kehli, pasando a la siguiente pila. -Se quema más lentamente y es más brillante que las llamas normales-.

     -Pensé que eras una despiadada vagabunda enana-", admitió Nebulan mientras observaba a Kehli encender los montones alrededor de los carros. Kehli le devolvió una sonrisa contagiosa, con sus rasgos iluminados por las llamas arcanas.

     -¡Ah, sí! Pero también soy miembro de la Liga de Alquimistas, entre otras cosas. Te sorprendería lo que se puede conseguir con unas cuantas tinturas selectas-.

     Las sombras se habían alargado mientras trabajaban. Los sonidos sibilantes y crepitantes procedentes del bosque circundante eran cada vez más fuertes. Nebulan captó un movimiento de desplazamiento en la oscuridad más allá de los fuegos. Se acercó a Frenela, si iba a morir aquí, lo haría a su lado. La idea puso un poco de acero en su alma temblorosa.

     -Estamos a salvo, siempre que nos mantengamos dentro de los fuegos-, dijo Kehli, sonando casi jovial. - ¿Por qué no apoyas al estudiante contra esa rueda, y os reunís? , tengo una o dos historias que puedo compartir para para que la noche pase más rápido-.

     El amanecer llegó lentamente, con una luz gris que penetraba en el bosque circundante, haciendo que las sombras se ocultaran bajo las ramas.

     Llegó justo a tiempo. Las fogatas púrpuras de Kehli se habían apagado, aunque seguían ardiendo, arrojando una iluminación irregular sobre el cansado grupo.

     En algún momento, Kehli se dio cuenta de que sus historias habían surtido efecto, lo peor del miedo que se había apoderado del pequeño grupo había desaparecido, de hecho, Frenela se había quedado dormida brevemente contra el hombro de Nebulan mientras terminaba su último relato, mientras que Korren incluso se había dejado convencer para salir de debajo del carro. Landon también parecía estar recuperando algo de movimiento en sus brazos y piernas, aunque todavía no había hablado.


     Kehli se levantó y estiró sus extremidades antes de acomodar su ballesta sobre su mochila. Los ruidos siniestros que casi los habían abrumado la noche anterior habían desaparecido, dejando el bosque muerto que los rodeaba en silencio.

     Miró brevemente al cansado grupo, después de todo no tienen mucho que hacer. Ella debería haberse dado cuenta de ello antes de que se pusieran en marcha. Sin embargo, había sido una noche interesante y había añadido otra historia a su repertorio. Comenzó a caminar por el sendero, más allá de las fogatas, por el camino que habían recorrido ayer. Nada se movía entre los árboles de ambos lados.

     -¿A dónde vas?- preguntó Nebulan, aparentemente sorprendido por la dirección que tomaba la enana. Ella miró hacia atrás y le dedicó su contagiosa sonrisa.

     -De vuelta a Valeheim-, dijo, como si fuera lo más obvio de todo Mennara.

     -Pero Sudanya está más adelante-, dijo Nebulan. – ademas ¿No quieres unirte a nosotros?-

     Kehli se encogió un poco de hombros.

     -Bueno, estoy buscando un grupo de aventureros al que pueda unirme, sí-, admitió. -Pero, sin ánimo de ofender, vosotros cuatro no os parecéis en nada a los héroes de los cuentos. Quizá en otra ocasión-.



domingo, 3 de octubre de 2021

Descent: Leyendas de las tinieblas


Saludos tropa, hoy es el día, hoy es el gran día, ya tengo en mi poder LA CAJAAAA, el nuevo Descent: Leyendas de las tinieblas ya salió y en esta entrada de hoy os contare mis primeras impresiones sobre el contenido que trae esta, las partidas en la siguiente entrada os iré informando, asi que vamos al lio.

LA CAJA

El inserto de abajo se os llenara

O más bien el cajote porque la caja es grade muy grande, es un señor cajote, con casi 26cm de alto y casi 30 cm de ancho más vale que tengas un buen hueco en tu estantería para colocarlo, la estética es brutal notaras el pequeño relieve de las letras y el color azul combinado con el naranja queda sobresaliente, creo que es la mejor caja de un juego de mesa que he tenido nunca, sorprendente, la caja está dividida en dos alturas una para guardar losetas, cartas, dados, miniaturas y la parte de abajo para toda la escenografía 3D que trae y ya te digo que la llenas, pero si volvemos a la caja más pequeña lo que resalta es su decoración en los laterales donde nos muestra la Historia de Terrinoth y todos sus aciagos momentos, simplemente una caja maravillosa para todo buen fanático del universo de Mennara.



Primera Oscuridad:

Llovar Rutonu conocido como Llovar de las langostas de la tribu Loth K´har , corrompe a su pueblo pactando con los demonios del Ynfernael , a partir de ahí se les conocerá como los Uthuk Y'llan, el enjambre de langostas. Pero el archimago Timmoran Lokander y su discípulo Waiqar Sumarion derrotan a esta nación condenada a la destrucción.

En la imagen de izquierda a derecha y desde arriba hacia abajo vemos a Llovar pactando con los demonios, su escudo y los engendros del Ynfernael flanqueados por las Runa Ynfernal a la izquierda y la Runa del Relámpago a la Derecha, vemos como hordas Uthuk iniciaron el ataque sobre las tierras del rey Penacor, una bruja de sangre que resalta el poder de los Uthuk y por ultimo una ciudad destruida a la vez que un jinete de Leonx observa la escena para recordarnos que Llovar también arraso las arboledas orientales de Aymhelin.



Segunda Oscuridad: 

Waiqar  es capturado y torturado por los Uthuk Y'llan mientras los combatía. Daqan de Terrinoth desaparece  sin que nadie sepa lo que le sucedió, pero un oráculo anuncia su regreso. Waiqar traiciona la causa de Timorran y se rebela contra él y contra el Consejo de Magos para tomar el control del Orbe Celestial y este lo divide en pedazos. Waiqar asesina a Timmorran y se convierte en el Nigromante inmortal. Kellos  y sus lugartenientes derrotan a Waiqar.

En la imagen de izquierda a derecha y desde arriba hacia abajo vemos la corona del rey Daqan supuestamente asesinado por el Barón Ulon Heronglade, Su escudo y como el reino se divide en 17 Baronías, flanqueados por la runa de colección a la izquierda y la Runa de la teletransportación a la derecha, vemos jinetes posiblemente la Caballería Oathsworn para atacar el castillo Heronglade el presunto asesino del Rey Daqan.



En la imagen de izquierda a derecha y desde arriba hacia abajo La transformación del ejercito de Waiqar en no muertos, su escudo, y el asalto a la torre de Merigyr, flanqueados por la Runa de la Tormenta de hielo a su izquierda y la Runa de descarga Arcana a su derecha, vemos a  Ardus Ix'Erebus dirigiendo a sus tropas y llevando la destrucción sobre la Baronía de Camford y finalmente el Trono de Waiqar donde se retiró tras ser derrotado en batalla por Kellos.



Tercera Oscuridad: 

Terrinoth se ha dividido en 14 baronías una de ellas la de Waiqar de ahí que siempre se diga que existen 13 solamente. Los Señores Dragón  aprovechan este vacío y toman el control de Terrinoth, con la ayuda de Waiqar , los Dragones encuentran las viejas estrellas de Timmorran Lokander y las transforman en las Runas del Dragón una alianza de todos los pueblos libres se enfrenta a los señores Dragón.

En la imagen de izquierda a derecha y desde arriba hacia abajo podemos ver la legendaria batalla entre Lord Roland y Margath, el escudo de los señores dragón y la destrucción de Terrinoth a manos de los señores Dragón, flanqueados por la runa de la Inmolación a la izquierda y la Runa de la Piedra del Alma a su Derecha y por último en el momento en el que nos encontramos en la cuarta oscuridad vemos a Vaerix  el profeta siendo expulsado y el ataque de Levirax a Puerta Helada y finalmente un Centurion, mano derecha de los señores Dragón preparado para atacar.

EL CARTON Y LAS CARTAS

Bueno una alegria me lleve al ver que no hay cartas mini, todas tamaño estándar con un gramaje bueno y con unas ilustraciones grandes que da gusto verlas,tendremos un total de 168 cartas.

Los tableros son de 2mm de grosor con ilustraciones simples imagino que al poner toda la escenografía 3D pensaron que sobraría darle mas detalle, las escenografía tiene el mismo grosor y si eres de mi quinta que jugaste al Heroquest de MB y disfrutaste como yo montando su escenografía con estas disfrutaras, eso si paciencia, despacito y con buena letra os quedara una escenografía muy recia.

Las cartas de los 6 Héroes son grandes me sorprendió su tamaño 16cm por 13cm bien ilustradas y del mismo tamaño son las 6 capas inferiores que representan el agua, lava etc, el gramaje en este caso de lo que os hablo es como una cartulina gruesa imagino que tiene que tener este groso para ponerlo debajo de los tableros pero los héroes podían haberlos echo un peli más grueso.

Dados a la calidad que nos tienen acostumbrados y tokens gruesos ya que todos vienen en las planchas de los tableros así que están muy bien, así como los diales de vida.

LAS MINIATURAS

40 miniaturas de plástico contienen el juego entre ellas 34 enemigos, 6 héroes y un elevador, el plástico es bueno, ligero  y resistente aunque no es la panacea está bien para un juego de mesa, sin embargo el detalle de estas es brutal, pero no exageró, tiene mil detalles magníficamente hechos, da hasta miedo sacarlas del inserto que trae para no dañarlas en ese aspecto  superan todas mis expectativas, para mí que me gusta pintar miniaturas va ser un placer liarme a brochazos con ellas.


LA  APLICACIÓN 

Bueno pues poco más que decir sobre la aplicación que no se halla dicho ya, en este caso una aplicación totalmente nueva que en estos momentos va por su versión 1.0.6.1, como curiosidad cada vez que pongáis la aplicación en la hoguera aparecerá una composición diferente de personajes, la música es buenísima, nada más empezar tendremos una introducción narrada en castellano que nos contara que está pasando, además los héroes durante la partida en si tienen chascarrillos con su propia voz.

La campaña tiene Misiones de Campaña que son las principales y misiones secundarias, además de dos tipos de eventos unos normales y otros de viaje, además cuando terminemos nuestra aventura podemos ir a la ciudad, donde tendremos una armería para modificar partes de las armas, una tienda donde comprar materiales y equipo y una sala de creación para crear y mejorar equipo.

Además podremos subir experiencia a nuestros personajes y tendremos habilidades por desbloquear y también están las proezas decisiones que tendremos que tomar a lo largo de la partida y que afectara de una forma u otra a nuestro personaje dependiendo de la que queramos elegir.


La aplicación ayuda mucho en los combates incluso tiene una opción de línea de visón que nos ayudara mucho, las misiones si ganamos o fracasamos seguiremos avanzando excepto la última aventura que tenemos que ganarla si o si, entre media tendremos a veces animaciones narradas que nos guiaran por la aventura.

La Historia que nos cuenta tan criticada y que no dice nada, lamento estar en  contra de esas opiniones no es un guion digno de un Oscar pero si te gusta Terrinoth esta aventura tendras encuentros épicos con auténticas leyendas de su Historia  y hasta hay os puedo contar.

EXTRAS

Bueno y por ultimo os contare que más trae esta caja y edición, porque la caja nos traerá un manual de 32 páginas, una pequeña guía de montaje de la escenografía, publicidad sobre el juego de rol Reinos de Terrinoth basado en el sistema Genesys que desde luego os contaremos en cuanto esté en mi poder y una guía de ambientación de 8 páginas que explica un poco las 3 oscuridades y las razas de los Héroes para los más profanos, en este aspecto  hubiera preferido una como la  de Runewars el juego de miniaturas pero aun así se agradece.

Carta original --------- Carta promocional

Y por qué digo esta edición, bueno pues porque al reservar FFG da 3 promociones, la primera y más imponente es una miniatura de centurión lavada en tinta simplemente brutal, también nos darán 12 cartas con ilustraciones distintas para las armas iniciales, simplemente sustituir unas por otras y a jugar y por ultimo pero no menos importante los diales de vida en metacrilato con la ilustración de los héroes, estas promos son increíbles y solo estaban para las reservas el juego antes de su salida.

Y aquí hay que darle un palo a FFG España se dé buena tinta que no hay promos para todos, que hay tiendas que tienen que repartirlas no dando las 3 si no 1 a cada reserva ya que no le mandan más, que para conseguirlas había que hacer promoción y muchas tiendas no lo consiguieron y un largo etc.. de despropósitos con reservas y pedidos incompletos y demás, aparte de casi dos meses de retraso desde su supuesto lanzamiento mundial el 6 de agosto.

OPINION

Descent: Leyendas de las tinieblas ha sido un juego maltratado desde el principio de su anuncio, cuando salió los jugadores de Descent segunda edición arremetían contra el juego por culparle de que se cerrara esa línea de juego, se arremetía con el arte cercano al comic europeo porque no tenía nada que ver con el mazmorreo, y digo yo que arte tiene que ver con el mazmorreo, si además una mazmorra es un sitio donde te tiraban desde arriba te partías una  o dos piernas y te dejaban morir deshidratado, vamos atacar por atacar, pero repito para gustos los colores y todo el mundo tiene derecho a opinar por algo que no le guste como al contrario, salieron videos que todo es Supergenial y otros Superdesastre y es que parece ser que si no te posicionas te atacaran uno u otros, yo en mi humilde opinión imagino que tendrá cosas buenas y cosas malas, como todos los juegos a los que juego. 

La historia fue un punto atacado pero ¿cómo puedes opinar de un libro si solo lees un capitulo? Ya os digo yo que destripe la app durante la espera y si eres fan de Terrinoth te gustara, otra queja fue el precio y hay es en lo único que todo el mundo estaba de acuerdo tanto detractores como quien lo apoyan y es que 175€ por un juego es primero un error (que Asmodee dirá me la suda habéis comprado igual) y segundo no hay escusa ninguna, ni app nueva, ni calidad de miniaturas, ni crisis de transporte, es una salvajada de precio donde todos los que lo tenemos nos volvimos locos mirando sitios donde lo rebajaran unos euros, a estas alturas de la película es inútil seguir quejándose también de la conversión que se hace aquí dólar euro, simplemente absurdo.

Y por último ahora que lo tengo, tengo ganas de jugarlo y contaros bien sus puntos fuertes y sus puntos débiles ya queda atrás todas las polémicas, ahora es la hora de la verdad y a ver que sensaciones me produce in situ, ya os iré contando, hasta entonces nos vemos en el campo de batalla. 


viernes, 17 de septiembre de 2021

VAERIX




Saludos tropa en la entrada de hoy os traigo la traducción de la siguiente historia corta publicada en FFG USA sobre Vaerix el Hibrido dragón de Descent legends of the dark publicada por FFG USA  que la podréis leer en ingles aquí y que está escrita de nuevo por Robbie Macniven espero que la disfrutéis. 

  

VAERIX 

ROBBIE MACNIVEN


Un viento cálido soplaba por las calles de Tamalir, haciendo que los postigos y los letreros de madera de los comercios repiquetearan y provocara el sofoco de los habitantes de la Ciudad Libre, que se pegaban a la sombra de los callejones y los dinteles de las puertas donde podían. Este calor no era nada comparado con el de la Garganta de las Ascuas Negras.

     Vaerix estaba de pie, con su estructura escamosa y de largas extremidades vestido sólo con una camisa turquesa y una camiseta blanca, en la esquina de uno de los muchos mercados que abarrotaban Tamalir, cerca del Puente Rojo, que bullía con la afluencia estacional de mercaderes, viajeros y enviados que llegaban de todos los rincones de Terrinoth. Se decía que todos los caminos llevaban a Tamalir. Desde que había ocupado su puesto con vistas a la plaza, Vaerix había observado a humanos, enanos (la mayoría de ellos Dunwarr) un trío de mercaderes hyrrinx y un grupo de mercenarios orcos. Sin embargo, a ninguno se le dio tanta importancia como a Vaerix. Los híbridos de dragón no eran totalmente rechazados en lugares como estos, pero tampoco eran bienvenidos.

      Esta actitud no era nueva para ellos. Hacía tiempo que había dejado de importarles lo que los demás sentían hacia su especie. Sin embargo, incluso en el calor de las calles de Tamalir, con las vistas, los sonidos y los olores del mercado para ocupar sus sentidos, los recuerdos les cortaba, fríos y afilados como cualquier invierno del norte. Habían sido desterrados de Brezal Fundido, despedidos del servicio del Señor Dragón Levirax, golpeados y mutilados, expulsados de la compañía de sus parientes.

     Había empezado con un sueño, aunque eso sólo había sido la primera gota de lluvia en la tormenta en la que se había convertido la vida de Vaerix. No era natural para los híbridos de dragón, les había dicho que no era correcto. Pero no podía negar la verdad de lo que había experimentado. Una noche, mientras dormía, escenas de una carnicería y matanza se habían reproducido en su mente, tan reales como si ya hubieran ocurrido, un terrible ajuste de cuentas para los híbridos de dragón que habían sido fieles a Levirax.

     ¿Qué otra cosa podrían haber hecho? ¿No contar nada de la visión? ¿Mantenerse en silencio y seguir a sus parientes en el camino hacia lo que ahora parecía una destrucción segura?

     Hubo un movimiento en medio del bullicio cuando un emisario que llevaba la heráldica de la baronía de Carthridge y sus guardaespaldas se movieron para dar esquinazo a dos figuras que acababan de salir de una taberna erigida en una yurta que se había levantado cerca del centro del mercado. Eran híbridos de dragón, con sus escamas de color rojo rojizo y azul acuático, respectivamente, y sus cuerpos largos y espigados, revestidos con una armadura de cuero ligero. Estaban en el camino, con pesadas mochilas a sus espaldas y trozos de carne recién comprados en sus manos. Conversaban entre ellos mientras roían su desayuno, aparentemente ajenos a la agitación de la multitud que los evitaba.

     Vaerix se había percatado de su presencia desde que habían entrado en la plaza hacía casi una hora. Era la razón por la que se habían retirado a un extremo. No tenían intención de toparse con ellos. Vaerix no quería distracciones en este momento.



Sabía que se había corrido la voz sobre ellos desde su exilio. Uno de los principales consejeros de Levirax y un maestro de los híbridos de dragón que le fue fiel, se convirtió en traidor, avergonzado y rechazado. Al principio la conmoción había sido demasiado. Se había escondido, evitando todo contacto, tratando de encontrar un medio para olvidar lo que había visto, lo que había soñado. Finalmente, se había dado cuenta de que tal esperanza era vana. Los híbridos de dragón ligados al servicio de Levirax estaban condenados a menos que se les convenciera de abandonar el camino destructivo que ella había elegido para para ellos. Esa era parte de la razón por la que estaban en Tamalir, buscando una caravana que viajara al norte, a Frostgate, con la esperanza de llegar a cualquier híbrido y en las baronías del norte más allá y detener la propagación de las promesas de Levirax.

     La ruta que el par de híbridos de la plaza estaban tomando a través de la multitud los estaba acercando. El mero hecho de verlos hizo que Vaerix tuviera miedo, aunque sabía que no debería. Le provocó el dolor fantasma que sentían donde antes estaban sus alas, antes de que se las arrancara el principal lugarteniente de Levirax, Xenith.

     Uno de los híbridos miró hacia arriba, y cruzaron la mirada, sintieron una punzada de preocupación ya conocida cuando los dos le vieron y se hicieron un breve gesto antes de acercarse. Vaerix se mantuvo firme, agarrando el bastón de su campana de guerra espinada.

     Ambos se detuvieron y rozaron con las puntas de sus garras la base de sus cuernos.

     -Perdónanos, fuertescama-, dijo uno. -Hemos visto pocos de nuestra clase en el camino estos últimos meses. ¿Cómo te va?-

     -Me saludas como lo harías con un señor dragón, o con su mano derecha-, observó Vaerix, sin tocar su cuerno a cambio. -No soy ninguna de las dos cosas-.

     Los dos intercambiaron una mirada, antes de que la escama azul hablara.

     -Soy Darix, y este es mi pariente de huevo Falzar-. La escama roja, Falzar, asintió con un saludo más general.

     -Perdónanos-, añadió. -No queríamos ofender-.

     -No me has ofendido-, contestó Vaerix, sin poder evitar sonar cortante. Los dos se miraron de nuevo, claramente nerviosos, antes de que Darix volviera a hablar.

     -No queremos entrometernos, pero... ¿eres por casualidad Vaerix el Profeta?-

     Vaerix observó que Falzar lanzaba una mirada furiosa a su compañero. Se encogió de hombros.

     -Soy Vaerix, sí, pero no soy profeta. ¿Es eso lo que los parientes me llaman ahora?-

     -Algunos lo hacen-, dijo Falzar ante Darix. -Pero no todos-.

     -Los que se unen a Levirax lo niegan-, dijo Darix, que ahora era el que tenía una expresión de enfado mientras miraba a su compañero más bajo y de escamas rojas. -Pero no todos se unen a las pretensiones de los señores dragón. Creo en lo que has dicho, Vaerix-.

     -¿Y qué es lo que he dicho?- preguntó Vaerix, ofreciendo poco a la pareja. A veces sentían la necesidad de enseñar lo que habían soñado a sus parientes, de intentar alejarlos del futuro destructivo que Levirax había planeado, pero otras veces sólo deseaban que los dejaran en paz. Los recuerdos de las garras de Xenith hundiéndose en sus escamas, el calor del hierro candente, la daga que había cortado su lengua por la mitad, todo estaba aún demasiado crudo. Vaerix sabía que tenía que encontrar el valor para hablar más a menudo contra Levirax y los que la seguían, pero era difícil, muy difícil.



-Tuviste una visión-, dijo Darix, sonando casi vacilante al principio, pero con creciente confianza a medida que avanzaba. -Viste la matanza de las tribus. La perdición de los híbridos de dragón, todo lo contrario de lo que Levirax pretende ofrecer. Fuiste uno de sus maestros. No habrías hablado de algo así si no fuera cierto-.

     -Lo he visto, sí-, admitió Vaerix. -Aunque cada noche espero que no sea cierto-.

     -Es una advertencia-, dijo Darix, asintiendo sabiamente.

     -Es una posibilidad-, replicó Falzar, moviéndose y sacudiendo las alas. -¿Cómo lo sabremos a menos que nos encontremos con Levirax nosotros mismos?-

     -Mi compañero se cree un campeón de los señores dragón-, dijo Darix a Vaerix en tono exasperado. -Lleva meses intentando convencerme de que le acompañe hasta ella-.

     -Yo me lo pensaría mucho antes de hacer un viaje así-, dijo Vaerix, haciendo lo posible por mantener su reserva. -Levirax promete mucho, pero concede poco. Aquellos que le fallan... rara vez tienen un juicio justo-.

     -Ella nos llevará a todos a la ruina-, dijo Darix, mirando a su compañero.

     -De todos modos, ya estamos en la cúspide- , respondió Falzar con brusquedad. -¡Quizá me equivoque, pero por lo que he oído, Levirax es la única que ofrece esperanza! Ella es la que nos va a dar un lugar propio, seguridad y estabilidad, una tierra en la que no seremos maldecidos por cada forastero que pase!-

     -Falsa esperanza-, corrigió Darix, mientras Vaerix daba un paso atrás. -¡Hay que estar ciego para pensar que los señores dragón nos han ofrecido algo más que esclavitud y servidumbre!-

     -Estamos atados a ellos, te guste o no, Darix-, dijo Falzar, rascándose las escamas mientras aumentaba su ira. -¡Su destino es el nuestro! No puedes simplemente evitarlo-.

     -Los híbridos de Levirax son una secta-, replicó Darix. -Ella los está utilizando para su propio beneficio, y los está llevando a la destrucción. No les debemos nada a los señores dragón-.

     -Hablas de cultos, pero llamas a éste profeta-, replicó Falzar. -¿No puedes oír la reverencia en tu propia voz? ¿Quizás los planes de Levirax están condenados porque no se han unido a ella suficientes miembros de nuestra raza? Tal vez si lo hicieran más, conocerían el éxito-.

     Vaerix había escuchado suficiente. Las voces alzadas estaban llamando la atención, y eso no era lo que quería, no ahora. Mientras los dos híbridos continuaban su discusión, Vaerix se escabulló, abandonando la plaza. Estaban enfadados y frustrados. Nunca se había autoproclamado profeta, como una especie de vidente místico. La amenaza a la que se enfrentaban los híbridos de dragón no era un asunto esotérico o desconocido. Era real, y ya estaba sobre ellos. Discusiones como la que acababan de presenciar eran sólo el principio.

     Mientras caminaban, su determinación se endureció aún más.

     Levirax iba a destrozar a todos los híbridos en los que pudiera clavar sus garras. Había que detenerla. Y Vaerix iba a ser quien lo hiciera.




jueves, 16 de septiembre de 2021

Noticias Breves 29


Saludos Tropa, hoy en la entrada de Noticias Breves una sección que hacía casi un año que no se realizaba os pongo lo que dio de sí el directo de anoche de FFG y donde hablaron de bastantes juegos muy interesantes y que sin duda tengo ganas de jugar pero aquí nos ocuparemos de lo que nos interesa y es el universo de Mennara así que comenzamos.



Todo ffg se involucró, y en definitiva que creen de verdad en el proyecto que están realizando, también  tenemos nuevo universo en Terrinoth y es Terrinoth Legends que comienza con este juego ¿sacaran más juegos? ¿O solo se centraran en este? Veremos qué pasa, según pase el tiempo.



Empezaron enseñando unos dados de piedras semipreciosas cortadas a mano, al estar fabricados con este material el dado pesa mucho más, en la página https://usa.levelupdice.net/  los podrás encontrar eso si baratos no son, uno solo son 9 dólares, el pack de 3 cuesta 25 y el de 12 cuesta 90 dólares, más envió que son otros 39 dólares, vamos que si queréis el pack de 12 os saldrá por unos 128.77 hermosos dólares que al cambio al día de hoy son aproximadamente unos 109 euros,solo par los mas fans.

Después de los dados comentaron poco sobre el segundo acto de Descent: Legends of the Dark solamente que ya se está desarrollando y nos mostraron el prototipo de una miniatura de un nuevo enemigo, claramente se puede ver que será un mago, al que nos enfrentaremos en una nueva historia llamada Fantasmas de  Greyhaven y que se puede incorporar a la campaña, es decir tenemos la primera expansión independiente de la trama principal.

Por su puesto mostro, bueno no lo mostro salió cubierto por un pañuelo una de la miniaturas del segundo acto de Descent: Legends of the Dark comparándolo con la miniatura de un bandido del primer acto, la verdad es que así a ojo será una mini entre 25 y 30 cm, poco más se habló del juego después de esto así que espero que esta información os haya servido para saber mas de lo que viene, aquí tenéis el enlace al video de Youtube.

Y por último y esto ya no salió en el video es un mala noticia para los roleros y fans de Terrinoth donde me incluyo es que el juego de rol Genesys y su libro de Reinos de Terrinoth sufre otro retraso y se nos va al 25 de marzo de 2022 una verdadera lástima y sin más me despido de vosotros, un saludo y nos vemos en el campo de batalla. 


miércoles, 15 de septiembre de 2021

SYRUS



Saludos tropa en la entrada de hoy os traigo la traducción de la siguiente historia corta publicada en FFG USA sobre Syrus el mago que manejaremos en Descent legends of the dark publicada por FFG USA  que la podréis leer en ingles aquí y que está escrita por Robbie Macniven el escritor de una de las nuevas novelas sobres Descent, Doom Of Fallowhearth y The Gates of Thelgrim espero que la disfrutéis.    

SYRUS 

ROBBIE MACNIVEN


El pájaro había sido una maravilla, de eso Syrus estaba seguro. El ave mágica estaba posada sobre una barra en una losa de piedra erigida en el centro de la cámara de invocación, encorvado, con el fuego apagado salvo por las pequeñas llamas que aún lamían las puntas de sus alas plegadas. Sus plumas eran del color de la carbón y la ceniza, y sus ojos estaban apagados y en blanco.

     -Es un fénix-, dijo Syrus. Greysdon, su profesor elementalista y tutor, levantó la vista del libro que había estado consultando, frunciendo ligeramente el ceño.

     -Lo es-, dijo volviendo a bajar la vista al tomo.

     Syrus se acercó a la losa. El fénix no respondió a sus palabras, más allá de un leve movimiento de sus plumas apagadas.

     Sintió una punzada de pena por la criatura. Estaba atrapada, atada tanto en el plano físico como en el mágico, una garra atada a la barra, mientras seis recipientes llenos de motas de agua elemental -Aquos- estaban dispuestos en la losa debajo de ella, desangrando la magia innata que la impregnaba. Cuando era niño había acompañado a sus padres en sus sesiones de cetrería en muchas ocasiones. Sabía cuándo una rapaz estaba en peligro, fuera o no mágica. Esta parecía estar a punto de la muerte.

     -¿Estás seguro de que puedes curarlo?-, preguntó a Greysdon.

     El profesor no respondió. Estaba de pie detrás de su estrado en el lado opuesto de la cámara de canalización. La sala con una cúpula de cristal, situada en lo alto de una de las torres más altas de la Universidad de Greyhaven, tenía la forma de un anfiteatro, con hileras de asientos de piedra que se elevaban alrededor de un cavidad central donde se había colocado la losa y su prisionero aviar habían sido colocados. Durante las horas de luz, servía como sala de conferencias para los estudiantes que practicaban la canalización de energías hacia y desde depósitos de energía elemental cuidadosamente seleccionados. Esta noche, sin embargo, Syrus, Greysdon y el enfermizo fénix eran sus únicos ocupantes.

     Syrus había sido despertado de su dormitorio en persona por el profesor y llevado a la torre tan pronto como estaba bien vestido. La convocatoria había sido totalmente inesperada. Greysdon era un tutor severo, un talentoso practicante de la magia elemental que claramente se tomaba en serio su papel de profesor en la universidad. Syrus había obtenido resultados mediocres en la mayoría de sus clases de primer año con él, pero le había ido bien en las sesiones individuales, clases relacionadas con el uso de las energías elementales y cómo esas energías se manifiestan en los seres vivos. Sentía que había ido mejorando, poco a poco, pero la severa presencia del elementalista aún le intimidaba.

     -No perturbes a los recipientes -,  dijo Gerysdon bruscamente, levantando la vista una vez más del tomo que descansaba sobre su atril y viendo lo cerca que Syrus se había acercado a los recipientes de Aquos sobre la losa. Se apartó cuando Greysdon cerró su libro con su libro con un golpe seco y bajó para unirse a él, con el bastón en la mano.

     Syrus se apresuró a agarrar su propio bastón, un trozo de madera de fresno nudoso más bien sencillo que había tallado e inscrito durante su primera semana en la universidad. Se aclaró la garganta, sintiéndose repentinamente pensativo.



-¿Conoces el encantamiento para el hechizo de vinculación?- Preguntó Greysdon, la débil luz que arrojaban las pocas llamas que le quedaban al fénix alumbro su envejecido rostro en un profundo contraste.

     -Sí, profesor- , dijo Syrus, repasando apresuradamente las palabras arcanas en su cabeza mientras agarraba el vial de energías elementales de aire que Greysdon le había dado al entrar.

     -Cuando llegue el momento, te pediré que lo repitas-, continuó Greysdon, extendiendo la mano y comenzó retirar las piedras de menor importancia. -Para que el fénix sobreviva, debes anclar su energía mientras yo trabajo en él. ¿Está claro?-

     -Sí, profesor-, repitió Syrus. Miró al fénix y sintió que los nervios empezaban a aflorar. Se había rumoreado que Greysdon había sido capaz de convocar a una criatura así. Syrus sólo lo había creído a medias antes de esta noche, antes de que Greysdon lo convocara y le dijera en voz baja y urgente que, a menos que se hiciera una intervención, el fénix perecería. Cuando Syrus le había preguntado por los experimentos, sólo había dicho que intentaba salvar la vida de la criatura. Syrus aún no había tenido la oportunidad de decidir si creía o no a su tutor.

     -Maestro Greysdon, quisiera preguntarle-, dijo vacilante. -¿Es una prueba?-

     Greysdon lo miró por encima de la cabeza inclinada del fénix, y le ofreció una escueta sonrisa.

     -No, novicio Indahlu, no es una prueba formal. Una informal, tal vez. Parece que tienes cierto grado de aptitud en lo que respecta a las energías vitales y los elementos. Necesito a otra persona para la vinculación, mientras yo realizo los encantamientos primarios. Si tenemos éxito, sin duda te beneficiará en esta institución-.

     Syrus asintió con la cabeza, apretando un poco más su bastón. Greysdon retiro la última piedra de la losa, colocándolas en su atril, antes de volver y sacar un objeto de forma ovalada de los pliegues de su túnica. Sosteniéndolo en una mano, asintió a Syrus.

     -Comienza el encantamiento-.

     Syrus tomó aire y abrió el frasco de Anemos antes de soplar. Era un hechizo elemental, que utilizaba las propiedades místicas que se desprendían de las funciones naturales de Mennara. Con el viento que surgió repentinamente del pequeño artefacto, fue capaz de anclar un alma y las propiedades mágicas ligadas a ella. Mientras hablaba, se concentró en su báculo, utilizándolo como punto de canalización, y sintió que las primeras energías surgían y luego se elevaban.

     El fénix emitió un graznido sordo cuando el hechizo de Syrus lo envolvió, y la esfera de energía sólo fue levemente visible como una ligera copresencia que se cerraba sobre el ave. Syrus cerró los ojos brevemente mientras repetía el hechizo, tratando de fijarlo más firmemente en su lugar. Cuando los abrió de nuevo, Greysdon había colocado el óvalo que sostenía debajo del fénix. Se dio cuenta de que era una especie de huevo, con la cáscara moteada de manchas oscuras.

     -Un huevo de salamandra-, dijo Greysdon al ver su mirada. -Atrapará la energía de su fuego-.

     Greysdon acompañó las palabras susurrado un conjuro, y el huevo pareció brillar en un intenso blanco y profundo.

     La confusión de Syrus dio paso a una terrible comprensión. Había visto recipientes de Aquos colocados bajo el fénix, energía acuática elemental que había supuesto que era para intentar reequilibrar el espíritu del fénix. Pero eso no era el caso. Los líquidos arcanos habían drenado su esencia ardiente, y ahora el huevo estaba siendo utilizado para extraer lo que restaba de su magia de fuego de su cuerpo.

     El fénix chilló. Las llamas se encendieron a lo largo de las alas y el lomo, ardiendo brevemente antes de ser arrastradas, como por una corriente de aire, hacia la piedra que tenía debajo, envolviéndola en una corona de fuego. Gresydon seguía pronunciando el hechizo, con el fuego brillando en sus ojos mientras sostenía una mano sobre el fénix atrapado, invocando su poder, drenándolo hacia el huevo.





-Para-, gritó Syrus, con horror venciendo su deferencia. Greysdon hizo una mueca cuando su cántico fue interrumpido, el poder seguía fluyendo bajo su mano. Sus ojos ardientes se fijaron en Syrus.

     -La magia de esta criatura es innata, Syrus-, declaró por encima del sonido del dolor del fénix. --He estado estudiando su especie durante décadas, tratando de aprovechar sus habilidades. Imagina que un humano común y corriente como tú o yo pudiéramos aprovechar este poder de la misma manera que él lo hace, instintivamente, sin siquiera necesitar fuentes elementales o fragmentos o conjuros hablados. ¡Estamos tan cerca de entenderlo! Si puedo curarlo, podra ayudar en mi investigación-.

     -No lo estás entendiendo-, dijo Syrus con urgencia. -No lo estás curando. Lo estás matando-.

     -Estoy tratando de salvarlo-, dijo Greysdon con tristeza. -Si puede sobrevivir a esto, su exceso de energía estará a salvo en el huevo. No enfermará más, no se debilitará más-.

     -¡No!-, dijo Syrus y sin pensar, se lanzó hacia el huevo. Oyó una exclamación de Greysdon y sintió una oleada de dolor cuando su mano pareció chocar con algo sólido: sus dedos se detuvieron temblorosos, a centímetros del huevo, interrumpiendo el flujo de fuego entre él y el fénix atrapado que chillaba.

     Las energías elementales surgieron una vez más, aún más poderosas que antes. Syrus la sintió a su alrededor por la cámara de canalización con la furia de la propia Mennara, haciendo vibrar la piedra y haciendo sonar los cristales del techo abovedado. La energía se propagó por su bastón y por su cuerpo, y su mano actuó como un conducto entre el poder del huevo y la energía del fénix.

     Se dio cuenta demasiado tarde de que no había hecho desaparecer el viento vinculante que había lanzado primero sobre la criatura. Había entrado en su esfera de poder, y ahora estaba encerrado en ella tan firmemente como el propio fénix. Las energías elementales dentro de él se habían enganchado, y ahora su fuego estaba siendo arrastrado hacia el huevo de la salamandra también.

     -¿Qué has hecho?- bramó  Greysdon, golpeando la base de su bastón contra el flanco de la piedra en un esfuerzo por dispersar y disipar las energías que amenazaban con destrozar la cámara. -¡Idiota!-.

     -Es... demasiado...- Syrus consiguió gruñir, todo su cuerpo se tenso mientras las energías elementales rebotaban hacia él, el viento vinculante que atrapaba al fénix arranco sus ropas, su pelo y su barba, llevandose consigo el calor del huevo de salamandra.

     -Te matará si no rompes el contacto-, exclamó Greysdon, con una expresión de pánico, ahora que se dio cuenta de que Syrus estaba atrapado por las energías mágicas. -¡Suelta tu báculo y retírate!-.

     Syrus quería hacerlo. Podía sentir el huevo, ardiente, a pocos centímetros de las yemas de sus dedos, absorbiéndoles la vida, creando una sensación de ardor que había comenzado a extenderse por su brazo. Lo llenó de miedo, de pánico, pero también podía sentir algo más. La esencia ardiente del fénix, su espíritu mágico y ardiente, se estaba entrelazando con el suyo al ser arrastrada al núcleo del huevo, empezando a fundirse en uno.

     La cabeza de su bastón estalló en llamas. Sintió que el mismo calor se extendía a través de él en contrapunto con el hambre ardiente del huevo. Era la esencia del fénix que se unía a la suya, el fuego que se enroscaba en su plumaje se redoblaba mientras la luz volvía a entrar en sus ojos fijos en Syrus.

     -Si rompo el contacto... morirá...- dijo con los dientes apretados.

     -Si no lo haces, moriréis los dos-, gritó Greysdon, levantando su bastón. Estaba a punto de golpear al fénix, para acabar con su vida a la fuerza antes de que pudiera unirse más con Syrus.

     No podía permitirlo. Sentía el alma de la criatura, sabía su nombre -Indris- sentía sus propios pensamientos, su núcleo fundido. Estaba asustada y desafiante a partes iguales, negándose a entregar lo último de sus llamas al huevo, desesperada por huir, por elevarse una vez más y sentir la magia sin trabas del viento fluyendo a través de ella. No quería perecer así, atada y atrapada, reducida a una masa marchita de plumas carbonizadas y huesos huecos, todavía atada a la losa.

     Syrus no permitiría que eso sucediera. En ese momento se dio cuenta de que prefería morir antes que ver perecer a una criatura tan noble. En lugar de intentar arrastrar su alma lejos de la confluencia de energías, se dirigió de nuevo hacia ellas, intentando una vez más alcanzar el huevo.





La barrera que le había repelido en un principio no pudo detenerle ahora que estaba impregnado del poder del fénix. Se obligó a soportarlo mientras se abalanzaba sobre el huevo maldito, con un grito de dolor y determinación que resonó en la estremecedora cámara. Sus dedos se cerraron en torno a él, el fuego los envolvía, ardiendo con la furia del fénix resurgido. El chillido de ella pareció fundirse con su voz, tan penetrante que aparecieron grandes grietas en las vidrieras del techo, grietas que se extendían como rayos irregulares por la cúpula.

     Con un estruendo, el huevo estalló. Su núcleo había sido calcinado por la ira del fénix, canalizada por el propio cuerpo de Syrus. Se rompió en su mano, y su energía se detonó. Syrus se quedó sin aliento al salir despedido hacia atrás, golpeándose contra el nivel más bajo de los laterales del anfiteatro. De algún modo, consiguió sujetar su bastón, cuyas llamas se desvanecían pero no se extinguían por completo.

     Aturdido, miró hacia arriba a través del humo y fue testigo del renacimiento de Indris. El fénix se levantó, el huevo y los cuencos bajo ella se hicieron añicos, su cuerpo y su alma se liberaron de la trampa de Greysdon. Sus alas se desplegaron en un resplandor, y el calor blanco de su núcleo iluminó la cámara. Voló con una exclamación de deleite aviar, elevándose en torno a la cúpula agrietada, y su luz hizo brillar el cristal. Por primera vez, el alma magullada de Syrus se llenó de la alegría del vuelo, de la emoción ilimitada y creciente de ser libre y sin ataduras. Eso le devolvió la calma, su alma se revitalizó.

      Levantó la mano que había agarrado y roto el huevo, flexionándola. Parecía ilesa, salvo por el calor que iba desapareciendo poco a poco. Miró más allá, al resto de la cámara.

     Se dio cuenta de que todo había cambiado. Ahora podía ver energías multicolores donde antes habían sido invisibles para él, era el efecto residual de la explosión arcana que había sacudido la cámara. Los elementos le rodeaban ahora, su mente estaba viva ante su presencia. Levantó una mano y observó con fascinación cómo se arremolinaban al tocarlos, formando un pequeño remolino caleidoscópico que sólo esperaba ser dirigido.

     Ahora tenía poder, más del que había imaginado. Su vínculo con Indris se lo había garantizado.

     Greysdon había sobrevivido a la explosión. Estaba de rodillas, jadeando, y la protección que había invocado con su bastón empezaba a desvanecerse. Miraba fijamente al fénix, pero cuando se abalanzó hacia Syrus este vio en sus ojos que su mirada estaba llena de furia.

     -Esto es... un ultraje-, logró decir. -Una desgracia. Lo tenía controlado. La criatura se habría recuperado, ¡pero tu interrupción podría habernos matado a todos!-

     -Mejor eso que quedarse quieto y arriesgarse a ver a una criatura viva como Indris reducida a una cáscara-, dijo Syrus, con convicción haciendo que su voz fuera firme. Mientras hablaba, extendió el puño, sintiendo la intención de Indris al caer hacia él. La rapaz mágica se posó en su muñeca, sus garras se clavaron en su brazalete, y un fuego fundido brotó de su plumaje ardiente. Sin embargo, su calor no le daba miedo a Syrus. Sus fuegos eran uno solo.

     Greysdon pareció considerar las palabras mientras contemplaba el fénix en llamas y las llamas que crepitaban en el báculo del antiguo novicio. -Esto lo cambiará todo-, dijo. -Si la facultad se entera...-.

     -¿La facultad no sabía nada de esto?-preguntó Syrus. Greysdon hizo una mueca y negó con la cabeza.

     -No lo sabían, pero habrán sentido la descarga de energías aquí, y sospecho que pronto serán testigos de tus nuevos poderes. Independientemente de lo que ocurra, Syrus, debes tener cuidado con esta nueva magia. Aprende a usarla bien, ya que tales dones no están al alcance de muchos-.